martes, 5 de octubre de 2010

23 - Por qué has vuelto?

Un loco escribió:

Justo cuando el sol se ocultaba tras el inmenso mar, el mismo que en eternas tardes de recuerdos  desde sus orillas vio tantas lágrimas caer por mis mejillas, el mismo que pintó el cielo del color de la muerte tantas veces, cuando la resignación se apoderaba de mi corazón, cuando había logrado entender que lo vivido tendría que haber valido la pena para alguno de los dos... justo... en ese preciso instante el tiempo retrocedió a pasos agigantados. Fue una marea sin aviso previo que comenzó a vomitar todos los amargos momentos que intenté ocultar, toda la tristeza que mi corazón pudo aguantar. Y también los momentos más felices que pude vivir junto a ti.

Y me pregunté una y otra vez... por qué volviste?

La muerte en el cielo estaba pintada solo para mi. 

"Siento que todas las cosas las he hecho mal"... fueron algunas de tus últimas palabras. "Te amé con todas mis fuerzas", fueron las mías. 

Ahora tendremos que morir los dos, en un último intento por estar juntos. Te lo advertí: pude haberlo dejado todo por ti, y ahora es el momento. 

Y sentí que te perdoné. Era necesario morir en paz.

Hasta siempre...

lunes, 13 de septiembre de 2010

22 - Resignación

Sentí por primera vez la amarga y dulce sensación de la resignación. Amarga al darme cuenta finalmente que perdí lo que tanto quise, pese a mis locos y absurdos intentos... y dulce... dulce porque, aunque he perdido, hoy mi corazón parece dormido en los brazos de la paz que nunca busqué...

lunes, 23 de agosto de 2010

21 - Inger debe morir

Hace meses Inger murió. La causa nunca se conoció, ni siquiera su data exacta. Solo se sabe que fue en un día perfecto, en la hora perfecta, y que Dan, quien antes hubiese dado su vida por ella, esta vez no lloró. Fue un asesinato silencioso, planeado de tal manera que tal horrendo acto nunca viera la luz.

No hubo diálogos. Las oportunidades ya habían sido dadas; Dan sentía que no habían sido aprovechadas y que, tal vez, Inger ahora tenía otros intereses. Pero Dan nunca lo pudo superar.

Las últimas palabras de Inger fueron un "te quiero mucho", tal vez presintiendo las intenciones de Dan... tal vez hasta esperando que las llevara a cabo.

Dan hubiera querido abrazarla en una despedida eterna y en cierto modo, Inger hubiera querido ser abrazada por él. Ambos conocían de antemano lo que les deparaba las siguientes horas.

Hasta que la mató... y acto seguido se arrancó el corazón. De esta manera ya no volvería a ser traicionado por él, algo que nunca se perdonó.

Pero, contrariamente a lo que él creyó, Inger nunca desaparecerá de la vida de Dan. Inger es ahora un ser sin alma, y Dan un ser sin corazón.

Todo lo que queda ahora son los recuerdos de dos personas que un día llegaron a entregarlo todo por el otro, cuando, en un momento que ninguno esperó, se llegaron a traspasar todas las barreras imaginables de la desconocida dimensión del amor, y ambos se dejaron arrastrar por una mágica brisa que alimentó sus vidas de ilusiones. Sobre todo la de Dan.

Pero fue solo eso: Ilusiones.

Es que tal vez sea la agonía del corazón más dolorosa que la física.

Ahora ya es tarde para despertar.

viernes, 9 de julio de 2010

20 - El adiós

Los domingo para Luna era sinónimo de casa, de un día soleado y tardes frescas y silenciosas. Odiaba salir de su guarida pues consideraba que las calles eran distintas a lo cotidiano. Habría visto rostros diferentes... aromas y sonidos diferentes, en circunstancias para ella también diferentes. Tal vez era el temor a enfrentar lo desconocido lo que la llevaba a permanecer escondida, sobre todo al anochecer.

Pero ese domingo fue distinto pues, pese a su silencio, había decidido cerrar uno de los capítulos más significativos de su vida. La sensación de ansiedad era aún más poderosa que sus ganas de autoreclusión. Un encuentro final, en el ocaso de un día de por sí deprimente.

El llamado esperado fue puntual. Una hora después tocaba en una puerta, y al otro lado Johan se apresuraba a abrir. Tras ello un inevitable abrazo, y tras ello... una conversación marcada por prolongados espacios de silencio.

Johan la había enamorado como nadie lo había hecho jamás en ella. Y ella se había dejado enamorar como nunca lo hizo con nadie.

Palabras de agradecimiento en un tono muy tenue y una mirada cristalina que no se despegaba de sus ojos. Tras ello otro silencio.

Johan parecía no entender... Luna creyó ser poco clara. A Johan le parecía que Luna se extremaba... a Luna le parecía que Johan no quería perder...

Y otro momento de silencio... Sus cabezas apoyadas en los cojines verdes de un amplio sillón... el mismo que había sido testigo de las más hermosas expresiones de cariño. Esta vez sus miradas ya estaban perdidas.

"Abrázame... por favor", fue la última petición de Luna. Con su cabeza en el pecho de Johan, sabía bien que era el último contacto con él. El último abrazo, las últimas caricias... y pronto el último beso, pero no serían sus últimas lágrimas. Había llorado en un doloroso silencio con cada uno de sus últimos recuerdos con Johan y ahora con la intensidad de su abrazo.

Una última caricia y un beso en su mejilla humedeció el rostro de Johan, quien tal vez hasta ese momento no había entendido la intensidad del sufrimiento de Luna, y tal vez recién ahora tomaba real conciencia de lo que luna pudo haber llegado a sentir por él.

Un susurro al oído fue la confirmación: "Te quise tanto..."

Johan permaneció inmóvil. Algo sucedió y no le permitió reaccionar sino hasta muchos minutos después.

"No te vayas", le dijo él. "Por qué tienes que alejarte". El estado deprimente de Luna debió ser la respuesta. Necesitaba al menos un tiempo para olvidar, para reparar al menos en parte su ahora no correspondido corazón. Y algún día, si realmente había legítimos sentimientos, Luna esperaría el regreso de Johan. Ella estaría esperándolo, quien sabe si para siempre.

Luna se quizo despedir con al menos un momento que le permitiera recordar todo con un color distinto al que había adquirido el último tiempo. Una caricia a un Johan que se encontraba aún en la misma posición y con mirada aún más perdida, quizá intentando tomar una decisión. Un nuevo beso en su mejilla y un tímido beso en su boca dieron la señal. "Nunca te voy a olvidar... " fueron sus últimas palabras.

Segundos después la puerta de calle era cerrada por Luna dejando atrás a un Johan sin ser capaz de ver sus pasos finales.

Mas tarde, desde la altura Johan observaba el paso lento que llevaba a Luna a perderse en la húmeda vereda, iluminada por los postes y por algunos vehículos que pasaban a lo lejos en una noche extrañamente sombría.

Más allá Luna se detuvo para mirar hacia atrás. Johan ya no estaba...

Segundos después... Luna continuó su camino. Nunca sintió tanta soledad en una noche de Domingo.

viernes, 2 de julio de 2010

19 - Agonía

A la luz de una tímida vela y una suave música, rodeados de desconocidos que estaban en lo suyo en las mesas contiguas a la nuestra, Jorge me contaba de lo decepcionante que resulto ser el darse cuenta que su corazón había sido traicionado... y desde siempre tal vez. Contrariamente a lo esperado por él, yo solo me dediqué a escuchar y no critiqué ni hice uso de mi ya manoseado "te lo advertí".

Jorge había conocido a quién se transformó en un imposible en circunstancias algo poco decorosas. Se avergonzaba cada vez que tenía que recordarlo, pero era necesario para que pudiese de una vez terminar con todo.

Y no fue fácil. Su obstinación lo condujo por una carretera de alta velocidad  y no se detuvo sino cuando se vio en el borde del precipicio. Primero saber que todos sus dichos, juicios y prejuicios se volvían en su contra, luego reaccionar y darse cuenta que realmente no debía seguir... y finalmente, y lo más triste, el darse cuenta la persona que lo cegó era muy distinta a aquella que le brindó algunos de sus momentos más felices.

Este mundillo es así, le dije.

Su mirada clavada en la flama que nos iluminaba indicaba que lo asumía, aunque demasiado tarde. Minutos después una lágrima cayó por su mejilla y sus ojos se cerraron. El silencio entre nosotros era abrumador, pese al ruido que había alrededor nuestro. No tuve palabras, las miles de frases que se me venían a la cabeza eran de reproche y comprendí que no era el momento.

Me preguntaba cuan difícil debe ser sobrellevar una pena del corazón, una como la de él, que luchó por una causa que desde el principio era imposible, que estuvo a punto de dejarlo todo y echar atrás convicciones y cambiar sus emociones por amor.

Cómo serían los futuros encuentros casuales, me preguntaba... ¿Existirá un  saludo? ¿Existirá un "cómo estás"?...

Su sonrisa y picardía habían desaparecido a tal punto que a ratos me hacía pensar en si realmente Jorge estaría todavía en sus cabales a estas alturas.

Jorge debía vivir su luto, Mal que mal aquel ser que fue tan importante para él había terminado agonizado en su corazón, y él mismo había tenido que matarlo.

Demasiado triste...

jueves, 24 de junio de 2010

18 - Surrender To Me

Siempre estamos intentando probar quién está bien y quién está mal, y nos damos por vencidos aún sin luchar.

Pero sé que cuando te hayas ido desearía haberte tenido.

Así es, ríndete a mi, no habrá nada a qué aferrarse ahora... ríndete a mi esta noche.

No quiero que nuestro amor te cause tanto dolor, y si es así como esto va a ser, me marcharé.

Ninguno de nosotros debería nunca decir adiós. Olvidemos el pasado, olvidemos quién es el culpable.

Porque cuando todo haya terminado, desearemos habernos tenido el uno al otro.

Así es, ríndete a mi esta noche...

Cómo podría este amor estar en peligro. Esto era demasiado bueno, demasiado cierto. Pensar que la fe nos pudo hacer extraños. Me ha arrojado a tus brazos esta noche.

Ríndete a mi esta noche...

Traducción libre
Surrender to me
Richard Marx & Lara Fabian

martes, 22 de junio de 2010

17 - Sin título


No sabría cómo titular este fragmento... ni siquiera debería llevar un título quizá. ¿Será mejor no tener un nombre y así ser olvidado más fácilmente? ¿Para qué recordar lo que queremos olvidar? Pero... ¿por qué olvidarlo, si a la vez hemos sido plenamente felices, al menos por un minuto?

Jonathan, uno de mis más queridos amigos, había vuelto a caer en un cuadro depresivo. Últimamente se le había visto muy constantemente a orillas del mar, caminando con mirada perdida y un cuadernillo. El mismo que vi días después en su habitación, con letra casi ilegible.

"Estas líneas las escribo en un momento de lucidez, en una etapa de mi vida en que pierdo la razón sin una causa aparente en forma ya demasiado constante. La causa la conozco solamente yo, y con ella me iré a la tumba. Mañana tal vez todo esto sea un sencillo recuerdo, pero como lo he plasmado antes en otras poco cuerdas lineas, será uno de los recuerdos más hermosos que habré atesorado en toda mi vida."

"Cómo lograr que el tiempo se detenga, y vivir un pedacito de él una y otra vez... como una película. Y mi película, mi propia película llega al final. Y tengo miedo pero..."

"Disfrazar, teñir de otro color mis propias vivencias es también un trabajo que me está costando cada vez más. Callar es también mentir."

"Y me pregunto... en qué momento llegué a perder la razón. Cómo pude dejarme hundir de esta manera al punto de no querer salir. Y es que no quiero... prefiero vivir de la ilusión que algún día pensarás igual que yo, sentirás lo mismo que yo y por fin podrás entender el por qué hice lo que hice."

"Imposible..."

"He vuelto. Dejé mi lápiz y mi cuaderno porque lloré. No se cuantos días estuve sin escribir. Esta vez la tristeza fue más fuerte que antes, y la sensación mucho más agotadora. Luego de eso recuerdo haber despertado, pero no había dormido, y sentí que la causa de mi llanto no era tal, no lo merecía. Y me sentí por un momento feliz. Fue como salir del agua y respirar bocanadas de aire en un intento verdaderamente desesperado. Fue como haber despertado finalmente de la peor pesadilla. Porque es así. Unas veces el más dulce sueño, y otras..."

"Cada cosa, cada sonido, cada aroma, me transporta a momentos determinados de mi niñez. Vivo de los recuerdos... y soy tan feliz. No puedo recordar nada reciente, solo los mágicos recuerdos del último verano, aquel que lo inició todo y que transformó mis más conservadoras convicciones. Fui refugiado, entregado completamente y transportado al mismo cielo. Ya no era un sencillo juego."

"Y dónde estará aquella tímida sonrisa ahora... y en qué lugar habrá quedado ese corazón..."

"Quisiera gritar..."

"Siento ganas de llorar..."

La tumba de Jonathan luce hoy tal como él hace unos meses atrás, descuidada y solitaria.

Y su secreto se ha ido con él.

miércoles, 9 de junio de 2010

16 - Te extraño...

El tiempo es algo curioso. Pasa inexorable frente a sus ojos, a veces parece mucho, otras, demasiado poco.

Habían charlado tan solo algunas veces de manera virtual. Alguna vez pensó en cuantas, pero no lo recordó. Tal vez fueron muchas, pudieron ser muy pocas... Datos que pudieron ser tan relevantes para él en otro momento y circunstancias, ahora pasaban a importar demasiado poco.

En una de esas conversaciones surgió su primer encuentro, el que sin proponérselo, se transformó en su primera noche juntos, una noche repleta de sensaciones, de mucha pasión, de extraños sentimientos (si, sentimientos) pocas veces vividos, lo que cambió todo para siempre.

El tiempo se detuvo bajo sus sábanas de una manera incomprensible. Con cada beso, cada caricia, cada abrazo... con cada contacto, uno se entregaba de forma irremediable e intensa al otro. Era un abismo infinito al que ambos se lanzaron sin pensarlo dos veces... ¿Por qué? Parecía que ninguno de los dos lo supo nunca.

Las blancas cortinas ondeaban en silencio. El sonido del mar se podía oir a lo lejos y la ténue luz de una creciente luna permitía distinguir las siluetas de dos personas abrazadas y de mirada perdida, tal vez pensando en lo sucedido... uno probablemente con satisfacción... tal vez el otro con profunda confusión.

Un "te quiero" en la mañana, un "te extraño" por la noche. Palabras suficientes para comprender lo incomprensible. Una delgada línea separaba la locura de la cordura. ¿La perdición?... a tan solo unos pasos.

Pero el tiempo no había sido el responsable de los derechos de cada uno. Uno podía enamorarse perdidamente del otro... el otro, aunque quisiera, no. No podía ser más que un juego. Y poco tiempo después (o mucho tal vez) algo sucedió y las espectativas se invirtieron...

Su relación de amistad (...amistad... qué nombre más inapropiado...) había comenzado de la forma menos correcta. Uno de ellos lo comprendía a la perfección... sus decisiones de vida se lo habían hecho asumir así...

Y en las frías noches de invierno, aquellas blancas cortinas ondean en silencio, el sonido del mar se puede oir a lo lejos... y la tenue luz de la luna permite ver a uno de ellos en profundo sueño sobre las mismas desordenadas sábanas.

¿El otro? El otro acaba de dar un beso de buenas noches a quién prometió un día amor para toda la vida... Con su cabeza en la almohada aún piensa en aquel mágico encuentro que lo cambió todo para siempre. Con sus pensamientos mirando hacia los recuerdos, susurró un "te extraño tanto"... susurro que nadie más oyó...