Tú... no sabes aún lo que significa caminar bajo las sombras de los árboles desnudos del otoño, pisando las hojas que caen y con el viento que cada cierto tiempo acaricia con suavidad tu rostro en un escenario de cálidos colores.
Y yo... que he atravesado mil veces caminos similares una y otra vez... ahora voy solitario por paisajes distintos.
Y tú... ¿cómo harás para no mirar atrás?... ¿quién podrá decirte si aquello está bien o está mal?... El tiempo es una curiosa forma de acortar las distancias... pero no se detiene... y hace que nada sea para siempre.
Y cuando cae la noche, cuando ya es imposible mirar atrás, comienzas a cuestionarte si estás en lo correcto... de cuántas cosas habrás hecho mal... y pensarás que el tiempo te ha hecho una mala jugada una vez más.
Y mañana... algún día, cuando los colores se ausenten, el viento del otoño acariciará suavemente tu rostro y me recordarás...